Ya había pasado una semana y el viernes llegué al instituto con Martín cargando de mala manera mi mochila de educación física y, raro en mí, con una sonrisa en la cara; la cual aún se amplió más al ver entrar por la puerta interior del instituto a un chico moreno no demasiado alto y con una amplía y preciosa sonrisa blanca, por un momento su mirada cruzó la mía y me fijé en sus brillantes ojos verdes. Cuando giró la cabeza noté un piercing negro en la oreja, el cual le daba un aspecto muy, perdón por mi brusquedad, muy follable.
-Que chico tan mono.
-¿Quién yo?Oh gracias, no eres la primera que lo dice-Martín me miró con una sonrisa y luego dirigió la mirada a la puerta.
-Ese es Gabriel, lo conozco, es bastante majo.
-Wo, pues ya me lo presentarás eh.
Nos reímos y nos despedimos con un beso.
Al llegar Tea me preguntó si había visto a aquel chico tan cuqui y hablamos un poco de él
***
Ya eran las ocho de la tarde y empecé a prepararme para salir con Martín y sus amigos. Me puse mi blusa negra con cuello bobo blanco y unos vaqueros blancos algo ajustados, pero no demasiado; para no pasar frío me puse mi cazadora de cuero y unos botines negros muy cómodos, me ondulé las puntas del pelo y me puse la raya.
Cuando acababa de coger el bolso Martín llamó a mi puerta, íbamos a ir andando, fue un camino bastante tranquilo. Extrañamente no hablamos demasiado. Me dijo que iba muy guapa, sabía que solo era cortesía y yo le dije lo mismo, y yo no lo decía por cortesía; llevaba unos vaqueros negros con una camiseta blanca que le marcaba todo el abdomen y por encima una cazadora de cuero negra.
Llegamos y él fue a abrazarse a la manera de los tíos a todo el mundo, me sentía muy incómoda puesto que no conocía a nadie y era la única chica del grupo. Estaba distraída escuchando sus conversaciones de fondo mientras miraba a un grupo de chicos y chicas de mi instituto, me había fijado en un chico rubio con el pelo un tanto largo que llevaba puesto unos nike, marca con la que estaba obsesionada, quizás por eso lo miraba tanto, pero me había quedado embobada, hasta que me miró y aparté la mirada avergonzada.
Fuimos aun pub donde todos se emborracharon al momento, menos yo, que quería hacer las cosas bien esta vez y solo me tomé un chupito, y Martín que se había tomado un vaso de vodka con limón. Al salir nos chocamos con el grupo de mi instituto y para mi sorpresa vi que el chico de por la mañana, Gabriel, también estaba con ellos, igual de sonriente como por la mañana, por un segundo nuestros ojos se juntaron y me pareció lo más perfecto del mundo, hasta que también me crucé la mirada con el chico rubio, creo que se llamaba Pablo, lo cual también me pareció igual de perfecto. Pensaba que el chupito llevaba algo más y me estaba haciendo efecto porque no sabía por qué me parecía tan increíble cruzarme la mirada con unos extraños.
Entramos a una discoteca y todos empezamos a saltar y bailar, algunos amigos de martín, ya borracho, me tiraban los cejos y bailé con algunos muy monos. Ya llevaba un tiempo con uno de ellos que a pesar de su borrachera parecía bastante majo y estaba muuy bien, cuando empezó a acercarse a mí hasta besarme, sentía su aliento fuerte por el alcohol y continué su beso, fuimos caminando a ciegas hasta que me quedé con la espalda pegada a una pared y apoyan las manos en mis muslos me invitó a subirme a él y dejándome llevar lo hice.Cuando de pronto volví a ver aquel grupo de reojo y me aparté de él, me miró extrañado y me soltó, me bajó y seguía mirandome, lo sabía porque sentía su mirada sobre mí pero yo no le miraba, solo tenía ojos para ellos y sin ninguna razón deseaba que no me hubiesen visto con el amigo de Martín, cuando les perdí de vista volví a mirarle pero había perdido cualquier interés que pudiese haber tenido y con la cabeza le señalé que volviésemos al grupo.
Estuve el resto de la noche pensativa en una butaca, no entendía por qué aquellos chicos me desconcentraban tanto y no había parado de pensar en ellos, diciéndome a mi misma que quizás un poco más de alcohol me ayudaría a acercarme a ellos, por lo que pedí unos vodkas lo cual no me sentó nada bien porque cuando Martín se acercó a preguntarme que hacía sola sin tener ningún control sobre mí misma me abalancé a besarme y cuando su fuerte aliento con olor a wisky me "despertó" me alejé pidiéndole perdón e intenté explicarle algo que no tenia explicación, pero él me agarró la mandíbula y me besó de nuevo, esta vez sin sorpresa y muco más intenso, al igual que había hecho su amigo me subió a él y no pude seguir con aquello, me separé con cara preocupada y él sonriente, una sonrisa, pícara.
¿Por qué siempre acabábamos así?
-¿Por qué siempre te paras?-me preguntó con un tono retante.
-Es la segunda vez y no quiero que luego te sientas raro conmigo o algo.
Volvió a juntar sus labios con los míos, los separó para decirme " tú no te preocupes por eso" y continuó, y joder que bien besaba, no puede contenerlo y le seguí el rollo, esta vez se levantó y me enrolló a su cintura, sin dejar de besarnos salimos a fuera y nos sentamos en unos bancos cercanos, me tumbó en el banco y se quedó encima mía besándome.